Alegría de nieve
Alegría de nieve
por los caminos.
Todo espera la gracia
del Bien Nacido.
En desgracia los hombres,
dura la tierra.
Cuanta más nieve cae,
más cielo cerca.
La tierra tan dormida
ya se despierta.
Y hasta el hombre más muerto
se despereza.
Ya los montes se allanan
y las colinas,
y el corazón del hombre
vuelve a la vida. Amén.
2) ACTO DE CONTRICIÓN (Como el día primero)
3) ORACIÓN PARA TODOS LOS DÍAS (Como el día primero)
4) EVANGELIO Y REFLEXIÓN
Del santo evangelio según San Lucas. Lc .2.41-51.
Sus padres iban todos los años a Jerusalén a la fiesta de la Pascua. Cuando tuvo doce años, subieron ellos como de costumbre a la fiesta y, al volverse, pasados los días, el niño Jesús se quedó en Jerusalén, sin saberlo sus padres. Pero creyendo que estaría en la caravana, hicieron un día de camino, y le buscaban entre los parientes y conocidos; pero al no encontrarle, se volvieron a Jerusalén en su busca. Y sucedió que, al cabo de tres días, le encontraron en el Templo sentado en medio de los maestros, escuchándoles y preguntándoles; todos los que le oían, estaban estupefactos por su inteligencia y sus respuestas. 48 Cuando le vieron, quedaron sorprendidos, y su madre le dijo: «Hijo, ¿por qué nos has hecho esto? Mira, tu padre y yo, angustiados, te andábamos buscando.» El les dijo: «Y ¿por qué me buscabais? ¿No sabíais que yo debía estar en la casa de mi Padre?» Pero ellos no comprendieron la respuesta que les dio.
Bajó con ellos y vino a Nazaret, y vivía sujeto a ellos. Su madre conservaba cuidadosamente todas las cosas en su corazón. Jesús progresaba en sabiduría, en estatura y en gracia ante Dios y ante los hombres.
Palabra del Señor Jesús. R/Gloria a Ti, Señor Jesús.
Leamos lo que escribe Su Santidad Juan Pablo II:
Desde el momento de la anunciación, José, junto con María, se encontró en cierto sentido en la intimidad del misterio escondido desde siglos en Dios, y que se encarnó: «Y la Palabra se hizo carne, y puso su morada entre nosotros» (Jn 1, 14). El habitó entre los hombres, y el ámbito de su morada fue la Sagrada Familia de Nazaret, una de tantas familias de esta aldea de Galilea, una de tantas familias de Israel. Allí Jesús «crecía y se fortalecía, llenándose de sabiduría; y la gracia de Dios estaba con él» (Lc 2, 40). Los Evangelios compendian en pocas palabras el largo período de la vida «oculta», durante el cual Jesús se preparaba a su misión mesiánica. Un solo episodio se sustrae a este «ocultamiento», que es descrito en el Evangelio de Lucas: la Pascua de Jerusalén, cuando Jesús tenía doce años.
Jesús participó en esta fiesta como joven peregrino junto con María y José. Y he aquí que «pasados los días, el niño Jesús se quedó en Jerusalén, sin saberlo sus padres» (Lc 2, 43). Pasado un día se dieron cuenta e iniciaron la búsqueda entre los parientes y conocidos: «Al cabo de tres días, lo encontraron en el templo sentado en medio de los maestros, escuchándoles y preguntándoles. Todos los que le oían estaban estupefactos por su inteligencia y sus respuestas» (Lc 2, 46-47). María le pregunta: «Hijo ¿por qué nos has hecho esto? Mira, tu padre y yo, angustiados, te andábamos buscando» (Lc 2, 48). La respuesta de Jesús fue tal que «ellos no comprendieron». El les había dicho: ¿Por qué me buscabais? ¿No sabíais que yo debía ocuparme en las cosas de mi Padre» (Lc 2, 49-50).
Esta respuesta la oyó José, a quien María se había referido poco antes llamándole «tu padre». Y así es lo que se decía y pensaba: «Jesús... era, según se creía, hijo de José» (Lc 3, 23). No obstante, la respuesta de Jesús en el templo habría reafirmado en la conciencia del «presunto padre» lo que éste había oído una noche doce años antes: «José ... no temas tomar contigo a María, tu mujer, porque lo engendrado en ella es del Espíritu Santo» (Mt 1, 20). Ya desde entonces, él sabía que era depositario del misterio de Dios, y Jesús en el templo evocó exactamente este misterio: «Debo ocuparme en las cosas de mi Padre».
(Exhortación apostólica, Sobre la figura y misión de San José en la vida de Cristo y de la Iglesia, Nº 15).
5) CREDO DE LOS APÓSTOLES (Como el día primero)
6) NOVENA DE LA CONFIANZA (Como el día primero)
7) PADRE NUESTRO
8) CANTICO (Como el día primero)
9) CUENTO DE NAVIDAD
EL RATÓN EN LA PARED
Eso ya está visto: esta noche ayuno. Esperaba que se hiciera oscuro para salir de mi escondrijo y buscarme la comida, cuando ha empezado a llegar gente y se han puesto a hacer luz, a hablar y a moverse por todas partes. Hay una mujer con un niño, un viejo que los acompaña, y, además, los pastores de los alrededores. Son hombres, por tanto, perseguidores de mi raza, y no hay que dejarse ver. Me toca quedarme aquí, entre estas dos piedras removidas, espiando lo que sucede.
Y siento que el hambre me debilita. Esperaba encontrar alguna migaja de pan que se le hubiera caído hoy al labrador y algunos granos de trigo que se hubieran quedado entre la paja, como otras noches. Pero no hay solución. Salir de aquí no me conviene. Los pastores han encendido fuego y se ve como si fuera de día. En cuanto me descubrieran me aplastarían con sus zapatos herrados.
No se sabe lo que están haciendo ahí dentro. Por la noche no suele haber más que el buey y el asno, y de ellos no tengo miedo. Casi diría que somos amigos, aunque sean mucho mayores que yo. Esos cabreros están ahí, alrededor del pesebre, con los ojos abiertos, como si adoraran a ese niño que acaba de nacer. Sólo Dios sabe qué habrá ocurrido para maravillarse tanto y hacer tanta fiesta. A mí me parece un niño como los demás, y también los niños, cuando pueden, se divierten torturando a mis hermanos. Yo, de verdad, no tengo ningunas ganas de adorarlo como hacen estos villanos. Tanto más, que si sufro hambre es por su culpa. Si le dejaran solo, me gustaría divertirme mordiéndolo...
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